Entre estos Señores de la rima que en un futuro sean quizás considerados clásicos, Nach es ya un Sir, un Lord. Las instituciones públicas tendrían que darse cuenta, su talento debería ocupar una silla en la Real Academia de la Lengua. La fuerza de sus malabarismos poéticos, su vigoroso uso del léxico, la elocuencia de sus metáforas actuales y vivas, y su conexión directa con una generación crecientemente desinteresada por la riqueza del lenguaje -con todo lo que ello implica- justificaría con creces designarle una Letra. Porque como los buenos maestros saben, primero hay que despertar la pasión y la conexión, para que luego pueda entrar la lección. He sido testigo de cómo chicos y chicas, de todas las edades, clases y grupos, en absoluto necesariamente seguidores solo de rap, tienen cada uno su canción favorita de Nach.
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